En el vasto mundo digital, donde las redes sociales son la moneda de cambio y la conexión es la clave, surgió un grupo excepcional de individuos conocidos como las Las Rederas. Estos apasionados de las redes provenían de diversas universidades, cada uno llevando consigo el poder de las redes sociales a sus instituciones.

El punto de encuentro para estas mentes inquietas era el Comunica2, un espacio donde la comunicación, el marketing y la tecnología convergían. Aquí, las Las Rederas forjaron amistades sólidas, basadas en su amor compartido por el mundo virtual y las posibilidades ilimitadas que ofrecían las redes sociales.

Con el tiempo, la chispa de la colaboración encendió la llama de la innovación. Nació así la iniciativa «Las Rederas». Se enfrentaron a desafíos en sus propias instituciones y así nació “La Llorería”, un lugar dónde podían ir a desahogarse entre muchas cosas, de las ideas que descartaban sus jefes.

La Llorería no era solo un espacio para quejarse; era un foro donde cada una podía expresar sus frustraciones y desafíos, pero también compartir estrategias y apoyo mutuo. Este rincón se convirtió en el corazón latente de la fuerza y la creatividad de las Las Rederas, un lugar donde se apoyan entre ellas.

La historia de las Las Rederas es un recordatorio de que, incluso en el mundo digital, las conexiones personales y la colaboración pueden superar cualquier obstáculo. Su viaje inspira a no rendirse ante la adversidad, incluso cuando el camino parece difícil.

Foto de todas las rederas en nuestro escenario del Comunica2